17.815: Cuidame que yo te cuidaré

17.815: Cuidame que yo te cuidaré

Cuidame que yo te cuidaré. Mayo 2013. Pared del dormitorio de Mirta, trabajadora sexual, en una whiskería en el interior de Uruguay.
Entrada a La Casita del Amor, Fray Bentos. Mayo 2013.
Puente de la rambla de Mercedes. Mayo 2013.
Baños exteriores de la vieja Estación de AFE en Mercedes. Mayo 2013.
Explanada Lavalleja en zona roja, centro de Mercedes. Mayo 2013.
Entrada pueblo de Curtina, donde una madre fue procesada por explotar en la ruta a sus dos hijas menores. La madre está procesada con prisión. Agosto 2013.
Banco en la cancha de fútbol de Salto, utilizado como “pieza”. Zona roja frente al shopping terminal de Salto. Junio 2013.
“Sexo ecológico” detrás del árbol pegado al puente seco de Mercedes. Mayo 2013.
Línea divisoria internacional en Rivera y Santana do Livramento, donde no existe el control de migración. Febrero 2014.
Plaza centro de Tacuarembó. Febrero 2014.
Whiskería frente al Estadio Atilio Paiva Olivera, Rivera. Febrero 2014.
Interior de La Casita del Amor, Fray Bentos. Mayo 2013.
La Casita del Amor frente al almacén y pegada a la Iglesia en Fray Bentos. Mayo 2013.
Contenedor de “pasiones” en cancha de deportes, junto a la Iglesia en ruta 3, km 311. Mayo 2013. En la imagen siguiente, se ve el interior. Si está abierto quiere decir que está libre. Mayo 2013.
Vivero Naranja a la vuelta del baile en Young. Mayo 2013.
Estacionamiento de camiones terminal granelera frente al puerto de Nueva Palmira. Mayo 2014.
Zona vieja del puerto de Paysandú cerca de la fila de camiones de embarque de granos. Mayo 2013.
Vista del puente internacional de Paysandú. Mayo 2013.
Esquina de Guaraní y Piedras, donde una niña desde los nueve años fue explotada sexualmente. Ella dejaba su muñeca en el poste mientras los autos la llevaban y la regresaban al mismo lugar. Montevideo. Agosto 2013.
Mercado del Puerto, lugar de “levante”. Montevideo. Agosto 2013.
Edificio abandonado en Ciudad Vieja, Montevideo. Agosto 2013.
Monumento a la Maestra en Parque de los Aliados, uno de los lugares utilizados por los taxi boys. Montevideo. Agosto 2013.
Rock and Samba, lugar de encuentro, Parque Rodó, Montevideo. Agosto 2013.
“Casita” en la parte de atrás de liceo en Malvín, Montevideo. Agosto 2013.
Juegos en Parque de los Aliados, frecuentado por taxi boys, Montevideo. Agosto 2013.
Puente en Parque Rodó. Montevideo. Agosto 2013.
Explanada del Faro de Punta Carretas. Desde los edificios se ve que niñas, niños y adolescentes cruzan la rambla con adultos. Montevideo. Agosto 2013.
Balneario y centro turístico a la salida norte de Tranqueras. Febrero 2014.
Depósito de aserradero en Tranqueras. Febrero 2014.
Club social y aserradero en centro de Tranqueras, donde se encontraron menores explotadas y fueron investigados varios camioneros. Febrero 2014.
Puerta de una pieza en whiskería, frente a parque municipal, Young. Mayo 2013.
Pared de la Estación de AFE, Mercedes. Mayo 2013.
Interior de camión de transporte internacional de carga. Puente General Artigas, Fray Bentos. Mayo 2014.
Bar de camareras. Ruta 5, salida de Paso de los Toros. Febrero 2014.
Whiskería en centro del pueblo, Tranqueras. Febrero 2014.
Bar de camareras en Paso de los Toros sobre rotonda norte. Febrero 2014.
Whiskería con alta seguridad, vinculada a redes internacionales. Interior de Uruguay. Febrero 2014.
Habitación de motel sin control de ingreso. Interior de Uruguay. Mayo 2013.
Whiskería en centro de Tranqueras salida Norte. Febrero 2014.
Edificio abandonado en Paso de los Toros que funcionaba como casa de citas en la época de la construcción de la represa del Rincón del Bonete. Febrero 2014.
Interior del mismo edificio en ruinas en Paso de los Toros. Continúa siendo utilizado como lugar de encuentro. Febrero 2014.
Whiskería frente a depósito de chatarra en Tranqueras Chico, donde fueron encontradas niñas explotadas sexualmente. Febrero 2014.
Entrada local de oferta sexual “24 horas”, Montevideo. Abril 2014. “El consumo cambió, ahora es en cualquier horario, en cualquier zona y a cualquier edad”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Lugar de descanso en un prostíbulo, Montevideo. Abril 2014.
Ofrenda a Pomba Gira, “Mãe” de las Prostitutas, en una whiskería, Montevideo. Abril 2014.
Detalle de locker en whiskería, Montevideo. Abril 2014. “El significado del locker es demencial; fue lo que nos permitió mostrarle a la gente que el ambiente estaba cambiando. Porque cuando tenés un lugar donde no está clara la oferta, tenemos que buscar indicadores de que ahí hay mujeres que están trabajando. El locker fue lo que nos dio este indicador. Pedíamos cédulas a las chicas y todas iban a los lockers. Yo no encuentro en una cantina un locker donde vaya a dejar mis documentos y mi cartera. Son detalles que pongo cuando hago un informe para un juzgado”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Canasto con las libretas de profilaxis de las trabajadoras sexuales. Montevideo. Abril 2014. “Hay un canasto con libretas y ahí estás vos”. La persona encargada es dueña de sus horas de trabajo, en realidad para mí se apropia de la actividad y de la libertad de la persona. La libertad de optar y elegir. Nosotros no sabemos qué tiene que hacer para poder sacar la libreta e irse, no sabemos si es fácil sacar la libreta. En ese cajoncito está depositada la persona”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Lockers de una whiskería, Montevideo. Abril 2014.
Locker de prostíbulo, Montevideo. Abril 2014.
Entrada de una whiskería, Montevideo. Abril 2014. “Whiskerías, prostíbulos, casinos y hoteles de alta rotatividad son todos lugares que mantienen prohibido el ingreso para personas menores de 18 años”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Corredor de un prostíbulo, Montevideo. Abril 2014.
Cuatro habitaciones de prostíbulos en distintas zonas de Montevideo. Abril 2014. “El cliente va buscando personas más jóvenes, de hecho te das cuenta de que las personas que son mayores tratan de vestir de una forma más juvenil. Cuando vas a un prostíbulo, por ejemplo, las ves a todas vestidas de colegialas”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Cuatro habitaciones de prostíbulos en distintas zonas de Montevideo. Abril 2014. “El cliente va buscando personas más jóvenes, de hecho te das cuenta de que las personas que son mayores tratan de vestir de una forma más juvenil. Cuando vas a un prostíbulo, por ejemplo, las ves a todas vestidas de colegialas”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Cuatro habitaciones de prostíbulos en distintas zonas de Montevideo. Abril 2014. “El cliente va buscando personas más jóvenes, de hecho te das cuenta de que las personas que son mayores tratan de vestir de una forma más juvenil. Cuando vas a un prostíbulo, por ejemplo, las ves a todas vestidas de colegialas”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Cuatro habitaciones de prostíbulos en distintas zonas de Montevideo. Abril 2014. “El cliente va buscando personas más jóvenes, de hecho te das cuenta de que las personas que son mayores tratan de vestir de una forma más juvenil. Cuando vas a un prostíbulo, por ejemplo, las ves a todas vestidas de colegialas”. Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.
Habitación de un prostíbulo, Montevideo. Abril 2014.
Karina Núñez. Mayo 2013. Karina fue fundamental para el desarrollo y la realización de este proyecto. Su experiencia directa, su conocimiento de todo el ambiente a nivel nacional y su militancia en la lucha contra la explotación sexual infantil y adolescente no sólo han sido una gran inspiración sino también una fuente indispensable en cuanto referente de campo y apoyo técnico. Desde el inicio de este proyecto Karina fue contratada para integrar profesionalmente el equipo multidisciplinario.
“Yo no puedo abolir algo que me da de comer, si bien es aberrante lo que sucede pero si a mí no me dan otra opción de trabajo que sustituya el dinero que me entra, voy a tener que seguir changando. A Uruguay le faltan muchos años de madurez social para llegar a ser libre de explotación o de trabajo sexual”. Karina Núñez, 2013. Karina ha presentado sus investigaciones a distintas organizaciones nacionales e internacionales, y es frecuentemente invitada como experta en el campo del trabajo sexual y la explotación sexual. No obstante no suele ser remunerada por esta consultoría.
Sandra sufrió violencia sexual a los 13 años. Mayo 2013. “Siempre lo hice por necesidad, porque es un trabajo horrible. Espantoso. Porque mentira que a uno le gusta acostarse con una persona que no le guste, que te da asco, que te está haciendo el amor y tenés que mirar para el costado. O tenés que tomar. Tenés que estar borracha para acostarte con una persona. Es un asco. Yo no quiero que mis hijas pasen por lo que pasé yo. Me gustaría llevarlos lejos, que nadie supiera de nosotros. Yo los saco adelante, quiero que estudien, que no me entren en la droga, lo que fui yo no quiero que sean ellos”.
Detalle casa Sandra. Mayo 2013.
Detalle casa Ámbar. Mayo 2013.
Ámbar, explotada sexualmente desde los 11 años. Mayo 2013. “Entré a los once años, entré porque vi que era la única opción que tenía, sentía mucha atracción por los hombres a esa edad. Y el único mundo que conocí fue ese, conocí gente como era yo, como me sentía yo realmente. Tengo diploma de cocina y no te aceptan por tu inclinación sexual, cuando precisan una persona como vos para cocinar. Entonces ese diploma no te sirve de nada. Por eso es que la mayoría de las trans se dedican a esto: porque no encuentran trabajo en el entorno habitual”.
Tía Beba, 46 años en el negocio de la oferta sexual. Mayo 2013. “El trabajo acá adentro ha bajado el cincuenta por ciento por las niñas que trabajan en la calle. Acá es imponente, no hay un orden, no hay nada, nadie se preocupa por nada. Todo el mundo sabe y nadie habla”.
Daniela sufrió violencia sexual de niña y fue explotada sexualmente desde los catorce años. Mayo 2013. “En agosto de 2013 volvimos al interior. Le mandé un mensaje a Daniela para encontrarnos porque me quedó pendiente su ‘sueño’. Ella me contestó: “Gracias a Dios no estoy más en este ambiente. Vivo con un hombre y mis hijos en un tambo. Espero que muchas mujeres pueden tener la suerte que tuve yo”. Imagen anterior: manos de Daniela. “Las pulseras son un método mediante el cual se controla por parte de la trabajadora sexual cuántas copas ha hecho en la noche para cambiarlas por dinero. La trabajadora sexual debería recibir la mitad del dinero de cada copa”. Ref: Karina Núñez, 2008.
Ana Belén sufrió violencia sexual a los nueve años, fue explotada sexualmente desde los trece años. Mayo 2013. “Quiero una vida mejor sin ser la que estoy llevando. Ahora voy a luchar para hacerme la casita de material para tener a mi hijo, para dejar de trabajar. Estoy orgullosa del hijo que tengo porque es el regalo más grande y más lindo. Estoy esperando otro. De tres meses; hasta siete meses seguiré trabajando.Si no me hubiesen violado a los nueve años, yo hubiese seguido con la frente en alto, queriendo estudiar, ser una abogada, una enfermera, como yo siempre le decía a mi abuela”.
Ana Belén con su bebé. Febrero 2014.
Nati, explotada sexualmente desde los catorce años. Mayo 2013. “Yo empecé a los catorce años porque no fui a la escuela, porque mi madre trabajaba y yo le cuidaba a mis hermanos. Un día una prima mía me dijo: ‘Mirá, yo estoy trabajando y es salir con personas mayores; si a vos te gusta, no te estoy obligando, pero por lo menos para tener lo tuyo y no precisás estar dependiendo de tu familia’. Fue la primera vez que salí con ese hombre, él me pagó y yo le seguí. Fue un hombre mayor, un desconocido, en la calle, el de la camioneta paró y nosotros nos subimos, sin conocerlo nos fuimos con él. Esa fue mi primera vez, fue por las necesidades. Eso no lo quiero para mis hijos”.
Mirta, trabajadora sexual desde los veintiún años. Mayo 2013. “Empecé con 21, hay mujeres que empiezan antes y cuando cumplen los 18 vienen a las whiskerías. Es un trabajo marginado por la sociedad porque sos una puta, hablando vulgarmente, porque no dicen prostitutas, o mujeres de la noche o meretrices, nos dicen putas. La noche te convierte en fría y calculadora. Las malas experiencias te hacen crecer y los golpes... porque tropezás y te caés y te volvés a levantar; mil veces he tenido que caer y mil veces me he tenido que levantar. Los hombres se aprovechan de esa vulnerabilidad que tiene esa mujer para lastimarla, para hacerle daño, para jugar con ella, y se olvidan de que es una mujer que tiene sentimientos, que quiere creer en el amor. Una mujer nunca deja de ser señora, por más que sea una prostituta. Hay gente que lo tiene mal visto, pero yo no soy menos que cualquier mujer. Mi sueño no es nada del otro mundo, es tener una familia. El día que yo vea que mi hija está bien, ese día me voy a morir feliz”.
Mirta, trabajadora sexual desde los veintiún años, dormitorio whiskería. Mayo 2013. “Mi madre fue prostituta y nos dio todo en la vida. Se rompió el alma para darnos todo a mí y a mis hermanos. A mí me criaron mis abuelos porque mi madre siempre trabajó. Para mi hija no quiero esto, yo quiero que mi hija estudie”.
María sufrió violencia sexual y fue explotada sexualmente desde los 15 años. Junio 2013. “Mi padre era peor que mi pareja, porque primero era todo hermoso... Después empezó a verme con otros ojos, hasta que abusó de mí, mi verdadero padre. No tendría que abusar de mí, tendría que quererme y valorar la hija que tiene. Nunca lo denuncié porque nadie me iba a creer. Éramos padre e hija de la puerta para afuera. Nadie te da una mano y nadie va a agarrar una gurisa menor con un bebé. Empecé a salir con una persona y después inventé que yo trabajaba en un edificio y empecé a trabajar así. Junté plata y me vine para mi cuidad. Nadie me creía. Como mi madre lo tenía en un pedestal porque él estaba en Punta del Este, nadie me creía, dijo que eran bobadas mías... Se me terminó la plata y mi propia tía me dijo: ‘Te voy a llevar a la whiskería’, yo tenía 17 años”.
María sufrió violencia sexual y fue explotada sexualmente desde los 15 años Abril 2014. Volví a ver a María después de casi un año. La conecté con la Intendencia para ayudarla a salir y poder empezar a construir su casa. “Estoy más tranquila, ahora me ayuda la Intendencia, en parte estoy más tranquila. Ya entregué currículum en todos lados, trabajé en la naranja y arranqué. Por lo menos plata limpia, porque ya me pudrió... La Intendencia me da una canastita todos los meses pero no me da, a veces no me queda otro remedio que hacerlo. De mí depende toda mi casa y mis hijos. El otro día me desesperé, quería volver a la whiskería en la que trabajé hace años porque no tenía nada, y no sé pero algo me iluminó y ese día no fui, por un lado quería ir por la necesidad que no había nada en casa, por otro lado no quería ir porque no me quería perjudicar todavía más de lo que estoy. Ya no existe solamente esa mierda de trabajo, o sea trabajo es, pero no existe solamente eso. Podes salir adelante... por ellos lucho, por ellos estoy viva. Porque capaz si no tuviera mis hijos no existiría, sinceramente. Porque más de una vez lo he intentado, y ellos son los que me frenan. Por toda la mierda de toda la vida de las cosas que me han pasado, los gurises son el apoyo que uno tiene. Y salir adelante, se sale adelante... sí. Cuesta, no es fácil”.
Alejandra, explotada sexualmente desde los 16 años. Junio 2013. “Mi mamá había sido prostituta... en mi caso empecé por mi hijo. Porque me separé de mi pareja que era alcohólico y no tenía otra por no tener estudios, ni otro trabajo que me permitiera estar con mi hijo. Pero no es una vida fácil, no es una vida tranquila, que te guste, que sientas placer. Tengo siete hijos y 34 años, a los 16 tuve mi primer bebé. Ahora tengo un bebé de dos meses. Trabajé embarazada, hasta quince días antes de tener a mi hija, sufrí mucho. Hago esto y lo que tenga que hacer por mis hijos para que no pasen lo mismo que yo. La gente te mira de otra manera, como que siempre estás mal mirada. Miro a mi futuro y lo único que quiero sinceramente es un bienestar en lo económico porque me faltan miles de cosas, no sé cómo... Me encantaría estar mejor económicamente”.
Shirley, 35 años en el negocio del trabajo sexual, madre de Verónica y Sabina. Setiembre 2013. “Yo tengo 52 años y hace mas de 35 años entrecortados que ando en esto. Me obligaron a casar, mi vieja me obligó con un tipo que después me pegaba, me lastimó, todo para que yo trabajara y le diera la plata a él. Y ahí fue cuando fui conociendo la vida, siendo una gurisa, después pensé ¿cómo trabajando para un hombre? ¡No! Me quedo sola y trabajo para mi hijo. Yo no tuve apoyo nunca de mi mamá. Nunca. Entonces era como que a esas niñas las dejé que se me escaparan de las manos. No las manoteé a tiempo. Yo nunca pensé, nunca quise que mis hijas terminaran como yo. Las llamaron las tres Marías. Siempre unidas estaban en todos lados. Elegiría otra vida de ojos cerrados, no es fácil”.
Sabina, hija de Shirley, hermana de Verónica. Setiembre 2013. “La primera vez me costaba, cuando salí de la pieza con el primer hombre lloré mares de lágrimas. Lloré pero abundante por varias veces. Hasta que llegó un momento que pasaron meses y me acostumbré... a cerrar los ojos. Mis hermanas entraron muy chicas. Fueron las que me daban clases a mí. Me decían así no, así, así... empezaron a los catorce o quince años, en la calle. Yo no era así, estaba estudiando literatura, cuando tenía doce años me gané el primer premio de literatura. Si no hubiese tenido dos hijos capaz que nunca piso eso, ¿entendés? Pero viste que hay que traer hijos al mundo para sufrir ¿no? Jamás quiero esto para mis hijos, trato de mandarlos a la escuela, de que sean alguien en la vida, les enseño los valores. Mi sueño es vivir feliz hasta el último día de mi vida con mis hijos. Hasta ahí llegamos, 29 años, y por eso te digo que he pasado de todo en la vida pero gracias a Dios hasta ahora he sobrevivido, ahora más fuerza me dan los hijos que tengo”.
Verónica, explotada sexualmente desde los 14 años, hija de Shirley, hermana de Sabina. Setiembre 2013. “No sabe la gente las cosas que nosotras pasamos a veces... Te miran con otra cara porque trabajás en un boliche y piensan que ellos son mejores que una. Pero mi trabajo cuando lo termino lo dejo ahí, después soy una mujer común y corriente. Tengo mi familia y mis hijos, que es igual. La primera vez que yo entré a trabajar, te digo la verdad, me costó mucho, mucho, porque yo era una niña, me agarró uno de 53 años. Me dejó embarazada, tuve la nena, empecé y arranqué. Yo no me crié con mi madre, me crié en un Iname con mis hermanos, en total somos doce, vivos diez, y todos de diferentes padres, estábamos todos en hogares. La vida te enseña muchas cosas, a largarte sola aprendés. Yo no tengo apoyo de nadie. Trabajando en la noche somos tres hermanas, ya agarramos esa rutina por la crianza que llevamos... que a veces uno dice no es la crianza, pero es la crianza que te lleva a cosas que no debés... Hubo un tiempo en que llegamos a trabajar con mi mamá. Nosotros no sé, somos de familia de herencia, mi abuela también trabajó. La gurisa mía tiene ocho años, y no le voy a decir todo porque es una niña, pero siempre le digo que nunca baje la cabeza cuando le digan que su madre es una puta o trabaja en el quilombo. Vos tenés que ir con la cabeza alta y decir ‘es una puta pero gracias a Dios tengo una comida todos los días’. Voy a tratar, como madre, de que ella nunca pise este ambiente. Porque es lo más feo que hay y no me gustaría que mi hija sea más grande y me vea así”.
Natali, explotada sexualmente desde los 16 años. Diciembre 2013. “Tuvimos un problema porque en realidad es complicado. Mi padre abusó de mi hermana. Está haciéndole un juicio pero como no hay pruebas y fue hace tantos años es complicado. Mi madre se separó de mi padre y después nos vinimos para acá y mi madre se quedó sin techo, sin casa, sin nada, porque mi padre la cagaba a palos. Mucha violencia, lamentablemente, que nos quedó para toda la vida. A los dieciséis años conocí un chico, te pintan un mundo color de rosa y lamentablemente empecé a trabajar en eso. Él me empujó, me enseñó todo. Más allá que mi padre tenía un prostíbulo, yo no sabía nada de eso, era bastante inocente. Es un asco, obvio que es un asco. Después de empezar a trabajar en esto a los dieciséis años, ya hace diez años, estuve con dos personas que realmente quise. Yo no quiero más esto, no quiero vivir más esto. No encuentro la manera de salir para adelante y así volvés a lo mismo. Tengo dos hijos y me siento sola. Es difícil de salir cuando uno está en esta mierda. Creo que es peor que la droga, te queda para el resto de tu vida. Yo no quiero más. Quiero estar bien, quiero estar bien con mis hijos, son ellos nada más. Mi deseo más grande es tener mi lugar con mis hijos, un techo que no me tenga que mover más porque te juro que hace tantos años que estoy de acá para allá... En unos días me voy a esa casa que me prestan que es precaria. Pero no me importa. El día que tenga mi casita, que yo sé que la voy a tener, quiero que vayas a mi casa, que estés conmigo ahí, y sé que me va a hacer muy bien y estás invitada”.
Natali, casa. Febrero 2014.
Natali, casa. Febrero 2014.
Natali, casa. Febrero 2014. En febrero fuimos a visitar a Natali en su nueva casa, ella todavía no consiguió tener un apoyo institucional para poder salir adelante, pero tiene mucha esperanza. Establecimos una conexión con Uruguay Crece Contigo, organización que se orienta a las familias con niños menores de cuatro años, y se comenzó a acompañar su caso.
Marcelo, explotado sexualmente desde los 12 años. Noviembre 2013. “Tenía doce años más o menos cuando me quedé en situación de calle. La calle tiene eso, cuando quedás en la calle desde muy chico tenés que aprender a madurar o madurar. La calle es difícil. Te apuran, te hace ser lo que no sos. Porque vos madurás, te creés que ya sos un hombrecito y no te das cuenta de que sos un botija que todavía te falta mucho por disfrutar y cosas que tendrías que hacer y no hiciste. Cosas que tendrías que hacer como cualquier niño en su infancia o cualquier adolescente. Me han ofrecido mujeres mucho más grandes que yo. Sin duda que sí. Yo encuentro que encuentran más placer saliendo con un botija que es menor, no sé si les llama la atención lo prohibido. Entra en juego el adulto porque es el responsable, no tendría que venir a ofrecerle dinero a alguien que sabe que es menor y sabe que teniendo 17, 16 o 18 no deja de ser un niño, un botija. Y me parece que ahí lo que más se tendría que poner en juego es la responsabilidad del adulto. No podés denunciar porque es tu palabra contra la de ellos. No vale, no hay cómo fundamentar que es verdad. Además, el botija no va a querer denunciar a la señora porque le está sirviendo lo que le paga. Es la manera en la que él está sobreviviendo. Para mí es importante que salga a la luz. Hay mucha gente que lo ve y sin embargo se calla; no dice nada por miedo o por temor, o porque es la palabra de uno contra otro y no va a pasar nada, y con las leyes de este Estado no va a pasar nada. Uno contra uno, palabra contra palabra, no va a pasar nada. Lamentablemente acá en Uruguay es así”.
Manos de Elaine, Febrero 2014. “A veces creo en Dios, a veces no, tengo tantas preguntas, yo pienso: quién lo vio, quién sabe que existe. Pero creo en Dios, sé que hay una fuerza superior. Algo fuerte que nos domina”.
Elaine, explotada sexualmente desde los 16 años. Febrero 2014. “Nací en San Pablo, vine muy chica para acá, para la frontera, con cinco o seis años, con mi abuela y con mi padre. No conozco a mi madre. Ella también trabajaba en la noche y se fue cuando tenía dos años. Yo intenté buscarla, pero es muy grande allá y ahora estoy buscando por internet pero hay muchas con el mismo nombre. Empecé a trabajar en esto a los 16. Fui al colegio pero no llegué a terminar porque estaba trabajando, no pude... Vivía con mi abuela, después me echó de casa y tuve que ligarme sola. Ahora mi familia es yo y mis hijos. Tengo dos hijos. Porque la semana pasada falleció uno, lo mataron, tenía 20 años... y ahora me quedé con los dos. En una época creía en el amor, ahora ya no da. No tengo suerte para el amor. Entonces mejor me quedo sola”.
Marta, hermana de Delia, explotada sexualmente desde los 16 años. Febrero 2014. “Yo estudiaba repostería, y con mi hermana salimos y ya empezamos, y eso... juntas, no teníamos quien nos apoyara. Mi madre nos abandonó cuando yo tenía ocho meses. Viví con mi padre, fue quien nos crió junto con mi otra hermana mayor. Mi papá no sabía en qué andábamos hasta que fuimos mayores, hacíamos las cosas a escondidas. Tengo 27 años y tres hijos. Lo más precioso que tengo son los hijos y lucho por ellos. El chico tiene siete meses... pasa prendido a la teta. Tenía que trabajar a veces con la panza también, parece que los hombres cuando estás embarazada más quieren, a veces no tenía ni fuerza ni ánimo. Les llamará la atención la panza, no sé, eso es cierto, cuando estás embarazada más quieren. Siento que empezar tan temprano me quitó todo lo que una gurisa joven puede hacer, la juventud, todo, ir a los bailes, ir con amigas, todo me quitó. Poco creo en el amor, poco, poco, bastante poco”.
Delia, hermana de Marta, explotada sexualmente desde los 14 años. Febrero 2014. “Por una discusión que tuve con mis padres me fui de acá, de casa. Me fui a Montevideo. Y empecé en Montevideo a los catorce. Prácticamente lo hacía en la calle, hasta que después conocí un hombre que me llevó a la casa de él. Él de lejos vio que yo no era de ahí, y le dije que era la primera vez que venía y me llevó a su casa. Me ‘protegió’ y quedó con parte del dinero. Plata fácil no es porque nosotros tenemos que pasar por miles de cosas... Tenés toda clase de clientes y toda clase que aguantar. Me tocó aguantar cada uno... y al borde de la muerte. Si pudiera dejarlo lo haría... es duro, llueva o truene voy todas las noches, ahí arriba en la ruta. Hay veces que tengo miedo, porque me pregunto ¿a dónde es que salgo todas las noches? Y es difícil de contestarlo. Mi sueño es que terminen de estudiar y ver que la nena cumpla los quince. Que tenga su fiesta, la que yo no tuve. No tuve infancia, no tuve tiempo de jugar. Tengo treinta años, me gustaría trabajar dignamente en cualquier cosa. Yo pienso que ya no tengo futuro, que ya lo perdí. Mi sueño lo quiero escribir en verde, el color verde esperanza”.
María Ana, explotada sexualmente desde niña. Febrero 2014. La entrevista con María Ana, quien es sordomuda, fue a través de Delia, su amiga y compañera de esquina, quien aprendió la lengua de señas para poder comunicarse juntas, entre ellas se cuidan mucho. “Ella dice que empezó con una de sus hermanas, andaba por todos lados. Hay muchos que le han pegado y muchos que la han respetado. La mayoría que la busca a veces la deja tirada por ahí. Ella no se puede defender, no sabe tampoco pelear. Es demasiado buena. Ya estuvo casada tres veces, tiene hijos, tiene cuatro hijos, el menor tiene 21. Ella tuvo relación emocional, tuvo conexión con los cuatro hombres. Su alegría son los cuatro nietos que tiene. Quiere traerlos a todos con ella. Hace 16 años que estamos juntas. Yo la conocí ahí a ella. Quise aprender porque no la entendía, me enloquecía. Nos cuidamos una a la otra... El mensaje que ella quiere dejar es: ‘Las cosas cambian’”.
Julia, explotada sexualmente desde los 13 años. Agosto 2013. “Tenés mucho trabajo pero de noche sos una reina, viene uno, viene otro, viene otro y te sentís bien y al otro día te levantás y seguís siendo la misma persona pero la reina se fue... Entré por necesidad, me saqué la virginidad con doce años con mi primer novio que tuve en la escuela y empecé en la prostitución a los trece años. Es la necesidad, hay que cerrar los ojos y ta, no me queda otra, es un ratito. Es como ser actriz y ante todo psicóloga. Busco trabajo pero la sociedad no cambia, cambian las leyes, ya nos podemos casar, podemos cambiar el nombre, yo ya me lo cambié. Podemos adoptar hijos pero para la sociedad seguís siendo lo mismo o peor. La sociedad lo ve como que no pertenecés a esa sociedad. Este lugar de la rambla, yo cuando me siento mal, estoy triste, vengo para acá y me puedo desahogar y que nadie me vea, porque no me gusta que me vean llorar. Me transmite una tranquilidad, una paz, y muchas veces esa paz me dice que no estoy sola”.
Natalia sufrió violencia sexual a los 5 años y fue explotada sexualmente desde los 14. Febrero 2014. “Mi niñez yo no la viví como la tendría que haber vivido. Cuando fui chica me violaron. Tenía como cinco años. Era un amigo de mi hermano. Una infancia feliz te digo que no tuve. Mi verdadero padreme manoseó, yo escapaba de mi padre. Con doce años me fui de mi casa, huí de mi casa. Dejé los estudios, mi vida fue demasiado dura. La escuela la terminé... tuve que abandonar todo lo que más me gustaba, por huirme. Mis estudios, apartarme de mis hermanos. Apartarme de mi madre... Mi madre me creía, pero mi padre le pegaba mucho, la quería matar. Yo prefería verla lejos o no verla pero saber que estaba viva y no tener que ir al cementerio a verla. Empecé a los catorce, no llegaba a los quince, por intermedio de la finada abuela de mis hijos, mi ex suegra. Era un hombre mayor ya, me habló y me dijo que tenía que acostarme con él porque ella recibió una plata por eso y a la vez yo recibía también. Él tendría como setenta y pico, ya debiera estar muerto. Yo quería ser veterinaria, pero largué todos los estudios. Para mí estas oportunidades ya pasaron. La vida en parte me hizo endurecer, soy muy dura, a veces soy muy dura conmigo misma. Me castigo... mi vida no es fácil.... Mis hijos son mi sostén. No me veo el futuro...sinceramente... no tengo futuro, menos en la noche. Trato de encontrar una salida, pero mientras que no encuentro salida no veo el futuro”.
Sandra, explotada sexualmente desde los 8 años. Setiembre 2013. “Yo pensaba ayer en qué círculo tan chiquito se encierra la trata, porque mi mamá me vendió al panadero de al lado; un canterito, mi puerta, un canterito y el matrimonio amigo de mis padres. Ese era el panadero. Tenía ocho años cuando me pasó, y a los nueve me corté las venas. La escuela era el lugar que más podíamos hablar, papá iba todos los días a la hora del recreo. En la escuela cuando él iba me agarraba las manos y me decía que me quería mucho. Y me hacía juego de los deditos; este dedito te quiere, este te quiere más, este te abraza, este te aprieta, este nunca te va a dejar de amar... No me acordaba de eso, ahora me vino. Hay muchas cosas que me voy dando cuenta al momento que voy hablando. No soy mucho de hablar. Después que nos conocimos me empecé a hacer más preguntas, a responder, y a mirar un poco alrededor. La angustia me va a quedar siempre, porque nadie me va a devolver lo que me faltó”.
Hogar de Isabel y Victoria, madre e hija, explotadas sexualmente desde muy chicas. Febrero 2014. “Yo las conocí trabajando en la ruta, cuando Victoria era más chiquitita. Ellas viven lejísimos, kilómetros, entre medio de la cloaca local, quién va a querer vivir en medio de la mierda. Atrás de un chiquero de chancho. Toda la ciudad sabe la problemática de ellas. Pero qué hace toda la ciudad: espera a que llegue la noche, juntan cuatro o cinco billetes de veinte pesos y salen a buscarlas. Porque todo el mundo sabe qué son, y que no conocen el valor del dinero. Los clientes pagan, pero pagan miseria, buscan precio y salir sin preservativo. Denuncié la situación de ellas en el juzgado. La fiscal que la entrevistó le preguntó a Isabel si sabía más o menos la edad que tenía Victoria cuando la llevaba. Ella la llevaba cuando tenía dos años y medio porque no tenía noción de que era una niña, pensó que estaba enseñándole algo bueno. Ella no tenía noción de que lo que estaba haciendo era malo... Todo el pueblo sabía, ¡y nadie hizo nada! La inocencia de Isabel... no es una persona que no haya ido al liceo, que no haya recibido una educación, ella con su hija son mujeres declaradas legal y formalmente discapacitadas mentalmente. Toda aquella persona que salga con ellas está infringiendo un artículo de la Constitución. ¡Y todo el mundo sale! No tienen problema, no tienen ningún problema. La culpa está en el sistema que no las protegió en el primer momento en que las llevaron al juzgado. ¡El Estado se tendría que haber hecho cargo de ellas!”. Karina Núñez. Febrero 2014. Imagen anterior (paisaje): camino de 2km hacia el hogar de Isabel y Victoria.
Isabel y Victoria, madre e hija, explotadas sexualmente desde muy chicas. Febrero 2014. “–Sería bueno darte una pensión para que puedas salir de esto, ¿no? –Sí, sí, estoy esperando pero no me han llamado más del juzgado, no sé... no sé en qué quedó”. “–¿Por qué viven en el fondo de la casa de tu familia? –Acá no molestamo
Miriam, 30 años en el negocio de la oferta sexual. Febrero 2014. “Treinta años de boliche tengo. Yo tenía un bar allá afuera y las mujeres necesitaban trabajar. Si andan en la noche, por algo andan, ¿no? Siempre trabajé, nunca fui una explotadora. Está confundida la gente, explotar es si yo me quedara con la plata de la mujer. Yo crié a mis hijas y a cientos de gurises ajenos, 110 gurises. Les doy una casita a las chicas y me pagan como pueden el alquiler. Pero acá están sus hijos, ellas viven allá pero los hijos viven acá. Mi nuera se los cuida. Ellas pagan para que les cuiden los niños. Yo quiero un lugar físico para que las mujeres trabajen legalmente... porque la prostitución clandestina sobra en esta ciudad”.
José, más de 30 años en el negocio de la oferta sexual. Montevideo, 2013. “Me gustan ellas, con la forma de ser, sexualmente sin lugar a dudas. Las otras son llenas de complicaciones. Ellas son más rápidas, no mienten, porque tienen más oportunidades que las otras. Para mí si no es mujer del ambiente, no encajo. Porque estuve treinta años viviendo con ellas, conviviendo. Las quiero en pila. Cualquier cosa que les pasaba yo me hacía matar por ellas. Tienen más oportunidades, no mienten, el amor de ellas dura lo que sexualmente dura en la vida. Son profesionales y ta. Es una profesión, nosotros trabajamos con las manos, ellas trabajan con otro órgano... es exactamente igual. Nada más. Es la profesión de ellas, yo las admiro. El amor no sé si existe, no sé qué es eso. Sexual, nada más. Después, yo qué sé, aprendí a ser así con ellas. La parte artista de ella... es lo que tiene la mujer, ellas siempre están pintadas, labios pintados, ojos pintados, se cultivan. No estoy de acuerdo con tener una mujer trabajando, ni cocinando. Yo a mis mujeres les hacía todo. Y me encanta la mujer que se cultiva, no la mujer que está con las manos sucias, no me gusta. Yo lavaba toda la ropa. No sé cuál es la edad perfecta para ellas, sé que la edad de hacer los pesos es la edad de joven. Después va pasando... De repente abro un boliche cuando agarro una gurisa que quiere trabajar, pongo un boliche medio así nomás, un tiempo. Para mí la mejor época del boliche en sí es el invierno. Cuando todo el mundo no tiene lugar donde estar. Entonces el único boliche que hay abierto es el boliche con mujeres y se acabó. Aparte es cuando realmente se necesita el boliche. Para mí es la vida más bonita que hay, yo no quiero irme de esto nunca jamás. Si no ando de boliche, busco una que esté de boliche para estar más o menos cerca de ellas. ¿Entiende? Yo me acostumbré a esto, no podría de otra manera. ¡Ni me interesa tampoco! Si no es con ellas, no”.
Sonia, “la mamá”. Febrero 2014. Karina me comentó que Sonia para ella es como una madre, la puerta de su casa está siempre abierta para todas. “Venían todas, como ella, Karina, venían hasta tarde y no tenían donde quedarse. Entonces dije que vengan y quedaban a dormir, matecito, comida... Nunca le cerré las puertas a nadie, viniendo con buena onda, y nunca les dije no tengo... aunque sea un cachito así, y hasta hoy gente que me conoce de tiempo, llegan a la hora del mate y vamos a compartir un mate. Llegaron a la hora de comida: sentate, vamos a comer. Y así. Yo me siento feliz así. Gracias a Dios”.
Karina Núñez. Mayo 2014.
Foto de Karina con su familia cuando era niña. Mayo 2014. “Yo no reconocía mi situación. Estaba segura de que eso lo tenía que hacer porque si yo no lo hacía mis hermanas y yo nos moríamos de hambre. Pero no lo asumía en el contexto en que estaba en realidad. Me daba cuenta clarito de todo, y pude darme cuenta de que con mis hermanas no iba a pasar lo mismo. Pude evitarlo, por ejemplo llegué a un lugar y estando las dos, me dijeron ‘¿y la nenita?’. Y yo decía ‘¡No! La nenita no. El negocio es conmigo no con la nenita’. Yo lo que hacía era cuidarlas, después con el tiempo me di cuenta de qué las había cuidado. Yo no reconocía mi situación, con el tiempo le di color, forma y dolor de lo que era”.
Espejo dormitorio Valeska. Mayo 2014. “En realidad mis hijos son la única cosa real que tengo en la vida. Y me encantaría... me juego que su vida va a ser mejor que la mía. Ya es mejor que la mía a su edad. Yo nunca hablé de mi trabajo en mi casa. Nunca hablé de hombres en mi casa. Mis hijos nunca me vieron dormir con un hombre, tengo una cama de una plaza. Yo duermo sola. Me hice una promesa, que mientras tenga hijas mujeres chicas, en mi casa hombres... ¡no! Primero fue la Sole, la que pudo romper la cadena... de pasar los doce, catorce años y no ser explotada, que era lo que nos venía pasando a mi abuela, a mi madre y a mí. Valeska es muy parecida a mí en la edad, es justo la edad... Valeska es lo que yo era en esa época. Mirando a ella me encuentro con una parte mía que perdí, la alegría de ella. Yo nunca pude tenerla a esa edad. La felicidad. El reírse porque realmente te gusta la vida a esa edad no lo tuve, me lo sacaron, no lo pude vivir, lo tuve que padecer. Y lo mejor de todo es que no va a tener que llevar una mochila que no es de ella, y eso es lo que me dolió y más me duele pero a la vez me libera, porque sé que ella no va a tener que pagar mi karma. No lo va a pagar. Yo creo que eso fue mi pequeño gran aporte para una mejor calidad de vida”.
Oso y muñeca sobre cama de Sandra. Junio 2013. “Cuando era niña, jugaba a las muñecas, protegía mucho a mis muñecas y lo sigo haciendo... Adentro de ellas están todas las lágrimas de mi vida. Nunca tuve infancia. Creí haberla tenido porque usé zapatos chiquitos, vestidos chiquitos, porque había sido chiquita”. Sandra, 52 años (explotada sexualmente desde los 8 años).
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Descripción

Esta exposición es parte de un proyecto que se inició en 2012, año en que la fotógrafa documental Susette Kok comenzó a buscar apoyo de instituciones nacionales e internacionales para desarrollar un trabajo complejo, dedicado a investigar la explotación sexual infantil y adolescente en Uruguay.

El proyecto cuenta con el apoyo financiero de la Unión Europea1 y está compuesto de tres ejes: una campaña para colocar el tema en la conciencia y en la agenda social y política del país, lanzada en el Palacio Legislativo el 14 de noviembre de 2013; talleres de concientización en todos los departamentos de Uruguay, coordinados por la Asociación Civil El Paso; entrevistas y retratos fotográficos realizados por Susette Kok.
Entre mayo de 2013 y mayo de 2014, la fotógrafa recorrió el país entrevistando y fotografiando a víctimas de la explotación sexual infantil y adolescente, bajo la orientación profesional de la trabajadora sexual Karina Núñez y el apoyo técnico de Conapees2 y El Paso.
Por la complejidad de la problemática, se decidió entrevistar primero a más de treinta técnicos de distintos ámbitos para tener su visión y comprender la dimensión de la explotación sexual infantil y adolescente en Uruguay. Luego, con la orientación de Karina y la coproducción de Soledad Bonavita, las tres mujeres recorrieron lugares por todo el territorio uruguayo, desde la capital hasta los pueblos más lejanos. Susette retrató a víctimas de explotación sexual que ya son mayores de edad, así como a otras personas que de una u otra manera forman parte del ambiente del trabajo sexual y la explotación infantil. Después del primer contacto, las personas entrevistadas determinaban dónde se realizaba la entrevista y el retrato; muchos fueron hechos en la intimidad de sus casas, donde además de compartir sus historias de vida, a pedido de la fotógrafa dejaron sus “sueños” escritos o dibujados en una hoja de papel.
La exposición se organizó a partir de dos elementos cruciales: por un lado, el contexto del espacio externo –el entorno del trabajo y de la explotación sexual–, y por otro, la subjetividad –la intimidad de la vida propia–. La variedad de espacios donde ocurre la explotación sexual infantil y adolescente sorprende y estremece la mirada automatizada: desde árboles y bancos en parques y plazas a contenedores marítimos, edificaciones en ruinas, puentes y whiskerías. Ya acceder al mundo interior de las víctimas requiere cuidado, sensibilidad y mucho respeto. Se enfrentan en esta muestra el lugar de la acción con el de la supervivencia. Susette Kok eligió no retratar a menores de edad; trabajó solamente con adultos que fueron víctimas de la explotación sexual infantil y que, en la mayoría de los casos, no han encontrado otra manera de sobrevivir.
Karina Núñez ocupa un lugar central en este proyecto; la fotógrafa la conoció cuando realizaba el libro Soy (2010) –homenaje a la mujer uruguaya–. En esa ocasión, Karina le contó su historia de vida, y también le habló sobre su lucha contra la explotación sexual infantil y adolescente.
Hija y nieta de trabajadoras sexuales, Karina empezó a ser explotada a los doce años en Fray Bentos, donde creció. Carente de una estructura básica económica y social, terminó siguiendo el rumbo de su madre y abuela para que ella y sus hermanas menores no se “murieran de hambre”.
En sus distintas experiencias por todo el país, desde el trabajo en rutas, fronteras y whiskerías, Karina se fue dando cuenta de que la explotación sexual infantil y adolescente es un fenómeno instalado en la sociedad. Conmovida e impresionada con su historia, Susette decidió emprender un proyecto para apoyar su lucha.
La fotógrafa expresa su deseo de que “este trabajo genere concientización, reflexión y acción sobre este problema tan complejo, tan naturalmente instalado y permitido en nuestra sociedad. Y que la oportunidad de acercarnos a esta realidad sea el punto de partida hacia un verdadero cambio cultural para la construcción de una sociedad que no permite la violencia sexual sobre niñas, niños y adolescentes”.
La explotación sexual infantil y adolescente sucede en numerosos lugares por todo el país. Estos retratos rompen definitivamente con los prejuicios acerca del trabajo sexual y actúan como disparadores hacia la reflexión y acción en torno a esta seria problemática.
 
Veronica Cordeiro / Curadora CdF
1 IEDDH: Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos.
2 Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial
y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia.
 
SUSETTE KOK
Cuarta generación de fotógrafos, nació en Hilversum, Holanda, en 1967.
Desde muy joven comenzó el aprendizaje de la fotografía en el estudio de su padre.
Estudió maestría de Comunicación y Relaciones Internacionales en la Universidad de Ámsterdam. Realizó cursos y talleres sobre fotografía e imagen en el Centro de Bellas Artes de esa ciudad.
Trabajó en varias agencias de publicidad de diferentes países, Holanda, Singapur, Rusia (Moscú) y Estados Unidos (Nueva York).
En 2002 se radicó en Montevideo, Uruguay, donde optó por dedicarse integralmente a la fotografía.
En 2004 creó la Fundación Visionair, organización sin fines de lucro que utiliza la imagen como vehículo. Fotografía mediante, Visionair logra poner luz a diferentes mundos y es una herramienta que evoca un sentido de la humanidad. Gran parte de los proyectos fotográficos que realiza la fundación tienen como fin concientizar acerca de problemáticas sociales y recaudar fondos para mejorar la calidad de vida de las personas involucradas.

Fecha

  • Desde el 29/08/2014 hasta el 22/10/2014 en Fotogalería Parque Rodó

Autores

  • Susette Kok

Convocatorias

El Centro de Fotografía realiza anualmente convocatorias abiertas para editar libros y exponer muestras fotográficas en los diferentes espacios que gestiona, a partir de las propuestas de autores uruguayos y residentes en Latinoamérica. Los trabajos son elegidos por un comité de selección externo al CdF que cambia año a año.

Las bases de todos los llamados puede consultarse en la página de convocatorias.

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