Mi abuelo fue portero de los talleres de Ferrocarril Central. Mi abuelo, mi papá y los cinco hermanos varones, trabajaron en el ferrocarril.
Mi padre fue Jefe de Importaciones y Cambio y hay algo... por algo le tira el ferrocarril. El que es ferroviario... y creo que es una cosa universal... tiene o tenía... no sé si ahora es tan romántico como antes. Los domingos nos íbamos las muchachas a la estación a ver pasar los trenes para decirle adiós a la gente. Era un paseito. Había movimiento hasta las dos y pico de la mañana cuando llegaba un tren especial que venía de Sayago a Peñarol.
La gente se entroncaba entre sí. Estaba el Centro Artesano que tenía el salón, que cabían 300 y pico de butacas y se sacaban esas butacas para el baile, mientras tocaban orquestas.
Venían de otros barrios también a trabajar, normalmente sí, pero Peñarol en una época era prácticamente pueblo ferroviario...
Además teníamos turnos. Un turno tocaba un pito preventivo a las seis y cuarto. A las seis y media bajaban las puertas acanaladas y ya los que entraban después llegaban tarde. Salían a las once y otra vez tocaba el pito a las doce y cuarto y entraban a las doce y media hasta las cinco menos diez. También tocaba un pito para salir. Acá nos manejábamos los horarios con las pitadas del taller.
enero de 2003.