Había un coche solo que iba y nos conocíamos todos. Conocías a la gente, sabías dónde trabajaba, a la hora que salía, a la hora que venía. A veces trabajaba de mañana y el primer coche salía de acá de Colman y Cnel. Raíz. Entonces cuando yo venía expreso, venía tocando bocina por todas las viviendas para que la gente se despertara y ya iba levantando a la gente. Si faltaba una o un pasajero preguntábamos: "¿y fulano no va hoy?" A veces lo veíamos corriendo desde acá abajo y ya lo esperábamos. Y cuando llovía, por ejemplo a la gente de la fábrica "Alpargatas", me metía para adentro y la dejaba en la puerta de la fábrica. Después volvía a mi ruta y seguía para la Ciudadela.
Era como una familia viste. Nos ayudábamos en todo. Por ejemplo, si uno precisaba sangre, ya íbamos todos y eran litros.
Hace veinte años que estoy casado. A mi señora la conocí acá en la línea también.
La gente del ómnibus nos hizo regalos que no te hacés una idea. Nos regalaron todo lo eléctrico de la casa: la cocina, la garrafa, la plata para la heladera, todos los artefactos eléctricos. Aparte nos hicieron, en aquella época, una colecta de casi cuatrocientos pesos. Esta es la historia del "150". Es la historia de mi vida.
abril de 2003.